dissabte, 3 de maig del 2014

poemas en clave de tuit vol.5

Cruzaba aquel bosque, subido en mi caballo, con los músculos cansados y la mente en blanco. Los copos de nieve presagiaban el manto, a ratos me creía joven, joven y lozano. Tuve que fijar mis ojos, en aquella pared helada, para ver lo cansados que estaban mis párpados.






No es una historia, es una metáfora. De cuando pasé, con los pies molidos, bajo tu ventana; de las risas y del tintineo de las copas de vino, del leve entrechocar de los cubiertos de plata. De los lazos forzados, con canciones y gritos, de aquella reunión con aroma a farsa. Y quién iba a decirme, cuando era un divo, que acabaría en la calle, congelado de frío.








El amanecer era esplendoroso, un arco iris chafado convertido en un todo. Del Mar venía una brisa helada, que aliviaba con su frío el dolor de mi piel quemada. Amor al Mar, carne abrasada. En un gesto alucinado, extendí brazo y mano…y eso fue lo que hallé. Absolutamente nada.







Fue un niño viejo, y luego un viejo niño. Madurando a lomos de libros descoloridos. Quiso recobrar su infancia, en el caos de lo perdido; raro consuelo, el pasar inadvertido. Y ahora llena su tiempo, buscando un sinsentido; las horas mueren, aliviando su vacío. Los rostros queridos se van alejando, derivas de sueños con luz concebidos. ¿Te pesa tu suerte? Degusta su hastío. Para siempre, un anciano, y del amor, proscrito.


La belleza de aquel día perduró en mi memoria. Con el valle a nuestros pies, era una victoria. Caminos y árboles convertidos en juguetes, ni rastro de tristeza, ni de cielos deprimentes. Hilos de telarañas, reluciendo como plata, enredando nuestro pelo, inquietando nuestras almas. Las lenguas de luz que el Sol mandaba se escolaban por las ramas, creando claroscuros en el suelo polvoriento, dándole al polvo la ilusión de que brillaba. Tantos poetas han cantado todo esto, y es que todo arte es Naturaleza…sólo faltaba una cosa, para llegar al cielo, y era poseerte entre tanta belleza…procedí con disimulo, con besitos de hermano, y entonces mi mano te agarró una teta…cuál no sería, la magnitud de mi sorpresa, al recibir el bofetón, y la mirada aviesa; “Algo sospechaba, pero tenlo por seguro, no pienso clavarme, ortigas en el culo”. Creo que nunca te quise tanto, mi niñita rebelde, como cuando mis deseos oscuros, chocaron contra ese muro.







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6 comentaris:

  1. Cada microhistoria es un canto en sí. Me gustan estos ramilletes que ofreces, cargados de ritmos y de vivencias posibles.

    Un cordial saludo.

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  2. Es siempre gratificante encontrar escritores con el talento que tu tienes. Me gusto mucho tu texto.
    Suerte en todo.

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  3. Hola Alejandro, agradecida por tu comentario en google+. Entrando por tu espacio descubrí tu blog. Tienes talento, el final del relato impredecible.
    Un abrazo.

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  4. Chapó, con la última historia he quedado deslumbrada, menudo genio escondía la muchacha. Y dime ¿consiguió finalmente lo que buscaba o hubo de conformarse con una mano marcada en la cara?

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  5. Con los párpados cansados, congelado de frío y extendiendo la mano hacia la nada, este viejo niño solo añora aquella bofetada.
    Abrazos, siempre

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  6. Me ha resultado de muy buen gusto, amigo.

    Abrazos

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