El capitán se alzaba en la proa, a darle pan, y el Mar lleno de espuma rugía, rechazando las breves migajas…cómo domar al indomable ser, que aullaba de rabia, que ensombrecía el agua…cómo escapar a su frío odio, a su brazo airado, a su sed de venganza. Al capitán no le quedaba más que devorar su barca, empezando por la cubierta, terminando por sus entrañas. Negar su tesoro al Mar, al amor de su vida, ser náufrago o tritón, y ganar la partida.
Por mi calle solía pasar un mendigo, la barba enredada, el aire perdido. En las manos un gorrión, en la mirada el silencio de una vida acumulada entre ideas y proyectos, esperanzas y bocetos, diluidos y licuados en cartones de vino. Pero el gorrión respira, su cuerpo diminuto se sacude, y el mendigo intenta una sonrisa…flor de estepa, instante robado, lucidez concisa...un aroma dulzón se apodera del aire, el gorrión tirita, amor a la vida que sale volando mientras su amigo se disuelve, abandonado, en la indolente luz de los neones urbanos.
Poemas a cuatro manos escritos por +Alejandro Vargas Sánchez y por +Isolda Font
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Escribir a cuatro manos es una gozada. Siempre que la complicidad sea anclada en el respeto y el tiempo. Me gusta.
ResponEliminaPor si ese estilo, que usamos alfred y yo, de eskup, te gusta, te invito a leas el último, tomado de chat, http://www.lenka21.com/jugando-en-la-noche/
Un cordial saludo. Son muy buenos.
Pues serán cuatro manos, pero parece únicamente una voz, la voz universal de la palabra.
ResponEliminaAbrazos, siempre
la prosa es una retórica agradable de leer,
ResponEliminay máxime si la expone quien sabe lo que dice
saludos
Felicitaciones me encantado leerte un abrazo
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