ANCIA.
LA TIERRA.
Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar ruinas.
Rompe el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
-ese río del tiempo hacia la muerte-.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,
subir, a contra muerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
...El mar -la mar-, como un himen inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de la luz en vilo...
ENTONCES Y ADEMÁS
Cuando el llanto, partido en dos mitades,
cuelga, sombríamente, de las manos,
y el viento, vengador, viene y va, estira
del corazón, ensancha el desamparo.
Cuando el llanto, tendido como un llanto
silencioso, se arrastra por las calles
solitarias, se enreda entre los pies,
y luego suavemente se deshace.
Cuando morir es ir donde no hay nadie,
nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
nunca, nunca; morirse y no poder
hablar, gritar, hacer la gran pregunta.
Cuando besar una mujer desnuda
sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
y el abrazo final es esa franja
sucia que deja, en bajamar, la ola.
Entonces, y también cuando se toca
con las dos manos el vacío, el hueco,
y no hay donde apoyarse, no hay columnas
que no sean de sombra y de silencio.
Entonces, y además cuando da miedo
ser hombre, y estar solo es estar solo,
nada más que estar solo, sorprenderse
de ser hombre, ajenarse: ahogarse solo.
Cuando el llanto, parado ante nosotros...
BLAS DE OTERO (1916-1979).
La imperfección del hombre que todo lo devasta y destruye creyendo ser sin ser...
ResponEliminaMaravillosos maestros, Alex.
Un abrazo, me alegra volver a leerte.
Blas de Otero, hasta en su "nos queda la palabra", nos remite a una sensación de pérdida pero con lucha. Un maestro.
ResponEliminaUn abrazo
gracias por la visita, Albada. me apunto ese título, la poesía de este autor me llega, es accesible. un beso
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